Los sacerdotes en el antiguo testamento eran personas que velaban por la relación entre Dios y el pueblo. Enseñaban su verdad a las personas y les mostraban su camino.
Dios constituyó un sumo sacerdote eterno, a su Hijo Jesucristo, para que nuestra relación con Él fuera de perfecta comunión.
El Padre desea que lo conozcamos y que estemos para siempre con su presencia. Para esto envió a Jesús, para cumplir con su plan eterno para nuestras vidas.
Jesús nos entiende y nos acerca a Dios. Nos muestra cómo es y en su personalidad podemos ver cómo es Dios y entender su eterno amor por nosotros.
El Padre dice acerca de Jesús: "Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec". Hebreos 5:6
Si tenemos un sacerdote eterno también tenemos una esperanza eterna de comunión con nuestro Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario