Cuando miramos alrededor vemos injusticias en todas partes. Existe pobreza, miseria, angustia, temor, muerte, guerra, es un mundo bastante imperfecto. Nos preguntamos ¿Por qué le pasa lo malo a la gente buena?, ¿Por qué los malos parecen prosperar mientras los justos parecen decaer? El diablo aprovecha esta puerta para sembrar en nuestro corazón amargura y duda.
Los ataques del diablo siempre serán los mismos: Intentará robar nuestra fe con pensamientos, ahogarla con lo que este mundo ofrece o quemarla con las dificultades del tiempo presente. Él buscará hacernos dudar de que Dios existe, de que sea bueno o de que sea poderoso. Él buscará, al igual que con Adán y Eva, separarnos de Dios mediante un pensamiento de autosuficiencia basado en cualquiera de estas mentiras.
Justamente, una de sus grandes mentiras consiste en hacernos pensar en que Dios es malo, por esa razón muchas personas no lo buscan y aún muchas no lo conocen realmente (aunque asistan a iglesias). Queridos amigos, la Biblia nos muestra que Dios no es malo, Él es como un Padre que cuida de nosotros. Hay momentos en que los padres deben disciplinar a sus hijos para enseñarles algo provechoso para su vida. De igual manera, Dios nos disciplina, por medio de distintas formas, para que aprendamos algo que nos aproveche para nuestra vida.
No debemos estar predispuestos a que Dios nos castigará por cualquier situación, que será injusto, que será extremadamente fuerte o que es tan malo que ni siquiera nos podemos acercar con confianza. Dios anhela fervientemente estar con nosotros, Jesús lo demuestra y, también, anhela que confiemos en que Él sabe lo que hace y por qué lo hace. Nuestro trabajo no es entender sino confiar en el que entiende, en el que nos ama con todo su corazón y en el que sabe lo que es mejor para nosotros.
La Biblia dice que "Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo." Hebreos 12:6
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