Dios quiere tener una comunión íntima con nosotros. Él anhela que nuestro corazón sea una casa para Él y que su presencia se convierta en una casa para nosotros.
La Biblia dice que somos templo del Espíritu Santo. En el pasado la presencia de Dios estaba en el tabernáculo o en el templo; pero ahora Dios nos ha revelado que su deseo no es habitar en un lugar físico sino en nuestra vida y en nuestro corazón.
Además, Dios nos ofrece regresar al lugar de dónde venimos. Dios nos ofrece su presencia como un hogar donde podemos reposar y descansar.
La Biblia dice que: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él." 1 Juan 4:16
Cuando Jesús vino a la Tierra nos ofreció un nuevo pacto. El nuevo pacto hace referencia a que nos convertiríamos en pueblo de Dios y Él sería nuestro Dios y que pondría su Palabra en nuestros corazones y en nuestras mentes. La comunión con el hombre ha sido siempre el anhelo ferviente de Dios y, aunque no lo sepa, también del hombre quien busca saciar su necesidad con cosas que no lo llenan.
Para poder disfrutar de ese nuevo pacto debemos vivir la enseñanza del amor que Jesús nos enseñó: Amar a Dios con todo nuestro corazón y amar al otro como a nosotros mismos; como Él nos ha amado.
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