miércoles, 17 de enero de 2018

SIN SANTIDAD NADIE VERÁ AL SEÑOR

Vivimos en un mundo hostil para nuestra fe cristiana. Ciertamente, en muchos países, gozamos de libertad para expresarnos sin temor a una oposición física; pero no por eso estamos exentos de miles de fuentes de oposición a nuestra mente.

En la parábola del sembrador, Jesús nos enseña que, básicamente, hay 3 fuentes de influencia negativa para nuestra fe:

1. Las mentiras de Satanás: El enemigo busca desesperadamente robar nuestra fe, usando para ello todo tipo de dogmas, religiones, influencias, doctrinas, teorías y valiéndose de muchos pensamientos de duda para quitarnos la Palabra que el Señor sembró en nosotros.

2. Las dificultades: La dificultad, la enfermedad, el dolor, la pérdida, la persecución, la intimidación, las burlas y toda clase de opresión contra nuestra fe busca quemar la semilla de la palabra en nuestro corazón tal como se quemó aquella parte de la semilla que cayó en el pedregal.

3. La presión del mundo: El mundo busca atraernos a todo lo que ofrece: Dinero, poder, gloria, sexo desordenado (relaciones sexuales antes del matrimonio, por fuera de él o todo tipo de perversiones), drogas, alcohol y muchas otras cosas más que ahogan nuestra alma y nos impiden buscar a Dios y su Reino de corazón.

En medio de todos estos ataques a nuestra fe, hay un mensaje claro del Señor que nos insta a mantener nuestra santidad intacta. Él nos advierte que si escuchamos la voz de la duda, si cedemos frente a la dificultad o si nos dejamos llevar por la presión del mundo perderemos el privilegio de verlo y de ser partícipes de su Gloria.

La Biblia advierte: "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." Hebreos 12:14

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